sábado, 30 de octubre de 2021

Las Indulgencias

 ¿Qué harían si su mejor amigo o un familiar muy querido se encontrara en la cárcel debido a algún delito de "tiempos pasados" y ustedes tuvieran la oportunidad de pagar la multa y liberarlo?

 

 

Les presento éste excelente artículo tomado de  http://www.rosario.org.mx/doctrina/indulgen.htm

 

 

 

"Indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en lo referente a la culpa, que gana el fiel, convenientemente preparado, en ciertas y determinadas condiciones, con la ayuda de la Iglesia, que, como administradora de la redención dispensa y aplica con plena autoridad el tesoro de los méritos de Cristo y de los Santos"
(Indulgentiarum doctrina N 1)

Existen dos tipos o clases de indulgencias: las plenarias, que liberan al hombre plenamente de la pena temporal; y las parciales, que saldan sólo una parte de esa pena. Esto es en virtud de la disposición e intención del penitente y según lo dispuesto por la Iglesia.

EL PECADO:     Sea grave o leve, el pecado entraña siempre una desobediencia a Dios que hace al hombre culpable de la transgresión voluntaria a su Ley. En cuanto culpable, el hombre es merecedor de una pena o castigo, que será tanto mayor cuanto más grave sea la culpa en que incurrió. Así el hombre, al pecar, contrae culpas y merece penas. Si el pecado es mortal, la culpa es grave y la pena o castigo es eterna, de duración infinita; si el pecado es venial, la culpa es leve y la pena es temporal, de duración limitada.

Es importante distinguir entre culpa y pena: la primera se perdona con el arrepentimiento del hombre y el Sacramento de la Reconciliación; mientras que la segunda es la consecuencia de haber ofendido a Dios, consecuencia que hay que remediar de algún modo.

La pena eterna debida por los pecados mortales, se perdona junto con la culpa en el sacramento de la Reconciliación, que hace desaparecer el estado de enemistad que había entre el pecador y su Creador; más no así la pena temporal.

La Iglesia enseña que por medio de la penitencia impuesta y cumplida en el sacramento de la Reconciliación, el pecador obtiene el perdón de una parte de esa pena temporal, pero queda debiendo la otra parte y para borrarla hay que seguir otros caminos. Uno de ellos es la recepción -con las debidas disposiciones- del sacramento de la Unción de Enfermos; otro sería la realización de obras que la Iglesia señala como la limosna, el ayuno y la oración; la aceptación voluntaria y humilde de los males o sufrimientos que Dios nos permite vivir aquí en la tierra y, el tercero es con las indulgencias, medio que el amor sin medida de Dios ofrece al hombre y que la Iglesia ofrece a sus hijos como última oportunidad de evitar las penas del purgatorio y acelerar la entrada en la vida eterna al dejar este mundo.

La Iglesia enseña lo siguiente:

  1. Las indulgencias no liberan al hombre de ninguna culpa, ni grave ni leve ni perdonan la pena eterna. Para liberarse de la culpa y de la pena eterna, son necesarios el arrepentimiento y el Sacramento de la Reconciliación.
  2. Las indulgencias liberan al hombre, en cambio, de la pena temporal.
  3. Para que se produzca este efecto, se requiere siempre que antes haya sido perdonada la culpa.

EL PURGATORIO:    Por purgatorio se entiende el lugar al que van las almas de los justos que en instante de la muerte están "manchadas" por pecados veniales o por penas temporales debidas por el pecado mortal ya perdonado, que aún no han sido expiadas.

El Papa Pablo VI, en su Constitución Apostólica, "Doctrina sobre las Indulgencias" enseña que las penas debidas por los pecados pueden cumplirse por medio de los sufrimientos propios de la vida terrena, vividos con paciencia y esperanza; o bien después de morir, en el purgatorio.

La finalidad del purgatorio es expiatoria: pretende principalmente preparar el alma para la posesión de Dios. Ahí hay dolor y gozo al mismo tiempo. Las almas que entran en el purgatorio alcanzan la certeza absoluta de que llegarán un día al Cielo, y eso es fuente de felicidad; pero, a la vez, experimentan un dolor intensísimo, consecuencia, por una parte del anhelo ardiente de ver a Dios y de la imposibilidad de lograrlo todavía, y por otra, del fuego, conocido con el nombre de "pena de sentido" que, según San Agustín, produce un sufrimiento más violento que cualquier cosa que pueda padecer el hombre en esta vida. Las indulgencias tienen por objeto, precisamente, brindar al hombre la oportunidad de liberarse, en vida, de esos terribles padecimientos.

CUERPO MÍSTICO DE CRISTO:  La Iglesia es el Cuerpo Místico cuya cabeza es Cristo, es "un solo cuerpo con un solo Espíritu" (Cf. 1Co 12,12-31). Hay entre Cristo y los cristianos un vínculo permanente de Amor, es el Espíritu Santo quien fluye a través de ese Cuerpo Místico. Este misterio es uno de los fundamentos sobre los que descansa la doctrina sobre las indulgencias.

La redención efectuada por Cristo y la compensación sobreabundante que Él dio por el pecado puede ser participada por los miembros de su Cuerpo Místico. El amor que llevó a Jesús a derramar su Sangre por los hombres, es un verdadero "tesoro" que el Salvador adquirió para su Cuerpo Místico, la Iglesia, a quien constituyó depositaria y administradora del mismo. A ese "tesoro", se le suman los méritos de la bienaventurada Madre de Dios y los de todos los santos, desde el primero hasta el último. Los bienes realizados por todos ellos, benefician al resto del Cuerpo Místico, contienen una riqueza "compensadora" que se revierte sobre el mundo. La Iglesia, a través de las indulgencias, aplica a los fieles parte de los méritos infinitos del Salvador para redimirles de toda o parte de la pena temporal que debían por sus pecados. Esta doctrina se funda en la Escritura, es parte de la Tradición desde las primeras comunidades y es claramente enseñada por el Magisterio desde hace más de cinco siglos.

LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS:  El dogma de la Comunión de los Santos constituye el otro pilar fundamental en que descansa la doctrina de las indulgencias.

El vínculo de la caridad (amor) es al mismo tiempo el vínculo de unidad de todos los discípulos de Cristo. Entre ellos "unos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; otros finalmente, gozan de la gloria…..; mas todos, en forma y grado diverso, vivimos unidos en una misma caridad para con Dios y para con el prójimo y cantamos idéntico himno de gloria a nuestro Dios" (LG 49).

Todos los cristianos formamos un solo Cuerpo para siempre, ya se encuentren en el Cielo, ya en el purgatorio o en la tierra; podemos y debemos ayudarnos mutuamente participándonos unos a otros de los bienes espirituales, para remisión de las penas. Este dogma se puso de manifiesto desde los orígenes de la Iglesia, que teniendo conciencia de la comunión que reina en todo el Cuerpo Místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos guardó con piedad la memoria de los difuntos y ofreció sufragios por ellos.

La unión de los vivos con los hermanos que habían muerto en la paz no se rompía, sino que quedaba fortalecida por la comunicación de bienes espirituales, así se estableció y desarrolló la piadosa costumbre de orar por las almas del purgatorio. Y, a partir del siglo XIII grandes teólogos defendieron la posibilidad de aplicar las indulgencias para liberar a los difuntos de sus penas temporales en el purgatorio. La eficacia de estas indulgencias por los difuntos sólo la conoce el Padre de las misericordias. Él las aplicará de la manera que juzgue oportuna, aunque podemos estar seguros de que lo hará con una generosidad que sobrepasa nuestras expectativas.

DIMENSIÓN ESPIRITUAL:  Con las indulgencias no se persigue únicamente la remisión de la pena temporal; se pretende también que los fieles apartados de Dios vuelvan a Él por la contrición sincera y por los Sacramentos; que los tibios se enciendan en un nuevo fervor de caridad y que todos crezcan en el amor a Dios y al prójimo. Por lo tanto, las indulgencias tienen un gran valor en la vida espiritual de los cristianos, persiguen un progreso espiritual, que se traduzca en las obras de la vida diaria.

Lo primero que se necesita para ganar una indulgencia es estar en estado de gracia, las indulgencias, por tanto, pueden contemplarse como una forma de avivar eficazmente en el pecador el deseo de      reconciliación con Dios, paso previo y necesario para obtenerlas. Son una motivación de indiscutible valor para el retorno a Dios del pecador, que es lo que la Iglesia desea ardientemente.

Además del estado de gracia, se requiere también, tratándose de indulgencias parciales, que haya en el corazón un rechazo sincero y un arrepentimiento del pecado. Si se trata de indulgencias plenarias, se busca un rechazo de todo lo que pueda ofender a Dios, y el propósito firme de luchar con decisión para ir disminuyendo los agravios a la ley divina, por leves que sean, como expresión del deseo de progresar en la vida espiritual. Alentar esta contrición verdadera es otro de los beneficios espirituales que se pueden alcanzar con las indulgencias.

El deseo de ganar indulgencias debe ir siempre unido, tanto al ejercicio de una fe viva, como al cultivo de otras virtudes que son indispensables para la plena comunión con Dios: la humildad para reconocerse pecador; la penitencia, para proponerse a evitar el pecado; la esperanza, que lleva a la plena confianza en la bondad de Dios y su perdón; la caridad, que conduce a las obras buenas requeridas para ganarlas.

Esta práctica favorece también la renovación de la vida cristiana y su desarrollo gradual por la constante rectificación de la conducta. Las indulgencias no son un recurso cómodo para librarse de la pena temporal, supone y exige un planteamiento serio personal, en cuanto a la propia existencia y apunta a un cambio interior y a una lucha decidida contra el egoísmo. Carecer de la debida rectitud de corazón y de un propósito de conversión, dejaría al hombre sin ganar las indulgencias, aunque realizara todas las prácticas externas que se le piden. Lo principal e indispensable es la disposición personal interna, además de las obras que indica la Iglesia, que tampoco deben omitirse para ganar las indulgencias. Quien desea verse liberado de la pena temporal merecida, debe tener presente lo que en realidad se espera de él: "…que ame a Dios, deteste los pecados, tenga confianza en los méritos de Cristo y crea firmemente que la Comunión de los Santos es de gran utilidad" (Pablo VI)

El uso de las indulgencias contribuye a fortalecer la unidad del Pueblo de Dios, con su ayuda los miembros de la Iglesia Purgante se suman más rápidamente a la Iglesia Celestial, a la vez que por las mismas indulgencias el reino de Cristo se instaura más y con mayor rapidez. El anhelo más profundo de la Iglesia al recomendar esta práctica es despertar en los corazones la llama de la caridad, sin la que "no soy nada" dice el Apóstol (1Cor 13,2), aunque lo haya hecho todo y lo haya dado todo.

 

DISPOSICIONES Y NORMAS PARA GANAR INDULGENCIAS:  A lo largo de la historia de la Iglesia, la verdad sobre las indulgencias y las disposiciones para ganarlas han ido evolucionando, en cuanto se han comprendido más claramente sus fundamentos y razones. Durante los primeros siglos se hablaba de súplicas, absoluciones, libelos de paz, conmutaciones y redenciones. Fue hasta el Siglo XI que se dio a esta práctica el nombre de Indulgencias, otorgadas primero para los fieles vivos. A partir del siglo XV, se comenzaron a ganar indulgencias para los fieles difuntos que estarían en el purgatorio, expiando sus penas temporales.

En el Concilio de Trento (Siglo XVI), se decretó oficialmente todo lo relativo a las indulgencias, cuya doctrina permanece hasta nuestros días. El Papa Pablo VI, en el año 1967, ratificó formalmente esa doctrina en la Constitución Apostólica "Indulgentiarum Doctrina" y, en 1968, la Sagrada Penitenciaría Apostólica, publicó el manual de las indulgencias actuales, llamado "Enchiridion Indulgentiarum".

El 25 de enero de 1983, el Papa Juan Pablo II, promulgó el nuevo Código de Derecho Canónico, es la ley suprema de la Iglesia Católica, que establece en sus cánones del 992 a 997, la disciplina que rige hoy en día en materia de indulgencias. Estos documentos contienen la doctrina y normas para ganar indulgencias, que en su esencia no han cambiado, solo en lo que respecta a un progreso y mejor explicación, conservando en su integridad la doctrina revelada y vivida por la Tradición de la Iglesia.

GENERALES:  

 

  • Sólo es capaz de ganar una indulgencia el fiel cristiano –bautizado-- internamente bien dispuesto y que cumpla fielmente con ciertas condiciones que la Iglesia establece.
  • Toda indulgencia se obtiene por mediación de la Iglesia, constituida por Cristo como administradora del tesoro de la Redención.
  • Las indulgencias, tanto parciales como plenarias, pueden ser lucradas por todos los fieles para sí mismos, o pueden aplicarlas por los difuntos. En cambio, en ningún caso, se pueden aplicar por otra persona viva.
  • Es necesario estar en estado de gracia para ganar cualquier indulgencia, además de tener la intención de ganarla.
  • Puede conceder indulgencias, en primer lugar el Papa, con plena facultad para otorgar a todos los fieles la remisión parcial o total de las penas y, en segundo lugar, aquellos a quienes el mismo derecho otorga esta potestad (Cardenales, Obispos..) o, quienes el Romano Pontífice autorice.

CONDICIONES:   Se considera sujeto capaz de ganar indulgencias, a la persona:

 

  • Que esté bautizado. Es necesario el Bautismo para participar de las gracias o beneficios de los que la Iglesia es administradora y dispensadora.
  • Que no esté excomulgado. La unión con el Cuerpo Místico de Cristo se pierde por la excomunión, sanción penal que la Iglesia aplica a ciertos fieles que cometen determinados pecados.
  • Que se encuentre en estado de gracia, por lo menos al final de las obras prescritas. Porque la remisión de la pena temporal exige antes el perdón de las culpas y, tratándose de culpas graves, es necesario primero arrepentirse, confesarse y recibir la absolución del pecado.
  • Que tenga intención de ganarlas. Es suficiente hacer la intención de una vez y para siempre de ganar todas las indulgencias que otorga la Iglesia, pero es aconsejable renovar frecuentemente esa intención. Se refiere también a la intención de que la indulgencia se aplique a favor de uno mismo o en beneficio de las almas del purgatorio.
  • Que cumpla con las obras prescritas. Señaladas por la Iglesia, estas obras deberán cumplirse dentro del tiempo determinado y en la forma establecida en la concesión. Existen excepciones: si la persona está impedida física o legítimamente para cumplir la obra prescrita, un sacerdote puede conmutar dicha obra por alguna otra.

 

REQUISITOS PARA GANAR INDULGENCIAS PLENARIAS: 

  • Excluir todo afecto al pecado, incluso venial. No basta el estado de gracia y tener el corazón contrito. Se requiere también la detestación interior de todo pecado y el firme propósito de esforzarse por no cometerlos de nuevo.
  • Cumplir las tres condiciones: Confesión, Comunión y Oración por las Intenciones del Papa.
  • La Confesión ha de ser Sacramental y personal. Con una sola confesión se pueden ganar varias indulgencias plenarias en días sucesivos; la confesión puede hacerse unos días antes o después de realizar la obra prescrita.
  • La Comunión ha de ser también Sacramental. Con cada Comunión Eucarística se puede ganar únicamente una indulgencia plenaria.
  • La oración por las intenciones del Papa ha de hacerse por cada indulgencia que se pretenda recibir; este requisito se cumple plenamente recitando un Padrenuestro y una Avemaría, o cualquier otra oración, ofrecidos por las intenciones del Papa.
  • La indulgencia plenaria se puede ganar todos los días, pero solamente una vez al día, con excepción del caso "in articulo mortis", es decir cuando un fiel está en peligro de muerte, puede ganar la indulgencia plenaria, aunque ese mismo día haya ganado ya otra.
  • Todos los fieles que estén en peligro de muerte podrán ganar indulgencia plenaria si cumplen con los siguientes requisitos:
  • Tener intención de ganar la indulgencia.
  • Excluir todo afecto al pecado, incluso venial.
  • Que durante su vida hayan rezado habitualmente alguna oración.

 

OBRAS PRESCRITAS PARA LA CONCESIÓN DE INDULGENCIAS PLENARIAS SON:

 

Todos los días:

  • Adoración del Santísimo Sacramento durante media hora por lo menos.
  • Lectura de la Sagrada Escritura a modo de lectura espiritual durante por lo menos media hora.
  • Ejercicio del Vía Crucis, ante las estaciones legítimamente erigidas, representadas por cuadros e imágenes.
  • Rezo del Santo Rosario: al menos cinco decenas sin interrupción, meditando los misterios correspondientes; en comunidad o en familia.

 

En días y ocasiones determinados:

  • Recepción devota, aun por radio o televisión, de la Bendición Urbi et Orbi, impartida por el Papa o por el Obispo.
  • Participación devota en la Adoración de la Cruz, durante la solemne acción litúrgica del Viernes Santo.
  • Asistencia a Ejercicios Espirituales al menos durante 3 días completos.
  • Visita a alguna de las cuatro Basílicas patriarcales en Roma, recitando un Padrenuestro y un Credo.
  • Primera recepción de la Comunión, o asistencia a la Primera Comunión de otros.
  • Celebración de la Primera Misa pública. Indulgencia para el Celebrante y para los fieles que asisten a esa Misa.
  • En casos especiales, con disposiciones especiales, como en el próximo Jubileo del Año 2000.

 

INDULGENCIAS PARCIALES

Para ganar indulgencias parciales, se requiere:

  • Tener un corazón contrito y llevar a cabo la obra prescrita.
  • La indulgencia parcial se puede ganar muchas veces en el mismo día, salvo indicación de lo contrario.

Algunas obras prescritas para la concesión de indulgencias parciales son:

  • Cumplir las tareas diarias y soportar las dificultades de la vida, levantando el corazón a Dios con humildad y confianza y añadiendo, aunque sea mentalmente, alguna invocación piadosa, como una jaculatoria.
  • Trabajar y/o entregar algún bien, con espíritu de fe y con ánimo misericordioso, para servir a los hermanos que están en necesidad.
  • Con espíritu de penitencia, abtenerse espontáneamente de alguna cosa lícita que le agrade.
  • Visitar al Santísimo Sacramento.
  • Enseñar o aprender la Doctrina Cristiana.
  • Usar con devoción algún objeto piadoso debidamente bendecido (Crucifijo, rosario, medalla..)
  • Participar en un retiro mensual.

Hacer oración mental.

CONCLUSIÓN:    Conceder y ganar indulgencias, es una práctica que la Iglesia realiza por la autoridad que recibió de Jesús: "todo lo que aten en la tierra, el cielo lo considerará atado, y todo lo que desaten en la tierra, será tenido en el cielo como desatado" (Mt 18, 18).

La finalidad de las indulgencias es liberar al hombre del purgatorio, donde paga la pena temporal debida por el pecado y permitirle, al morir, su pronto encuentro con el Padre. Pero esto se logra a través de la reconciliación y un auténtico cambio de vida –conversión- hacia Jesús y los valores del Reino.

Cuando el cristiano trabaja para ganar indulgencias para sí, lo que logrará principalmente es vivir de acuerdo con el Evangelio, y extender ese anuncio a su alrededor. Rezar por obtener la indulgencia significa entrar en la comunión espiritual con todo el Cuerpo de Cristo y, por tanto, abrirse totalmente a los demás. Nadie vive para sí mismo, la preocupación por la salvación de la propia alma se libera del temor y del egoísmo sólo cuando se preocupa también por la salvación del otro. Meditemos y consideremos el gran valor del uso de las indulgencias para la vida cristiana.

 

 

 

 

 

 

Les recomendamos mucho la lectura del siguiente documento, el cual presenta otras muchas obras indulgenciadas con las que podremos dar alivio a tantas almas que se encuentran en el purgatorio.

sábado, 9 de octubre de 2021

Errores comunes en el habla y la escritura

  

Errores comunes en el habla y la escritura


Hace algunos años el maestro Ernesto de la Peña conocido intelectual mexicano mencionaba en una cápsula de radio con sentido pesar que los jóvenes de ahora tienen un vocabulario paupérrimo. Ciertamente el vocabulario sólo se adquiere de dos maneras: oyendo y leyendo. Un joven que oye un vocabulario limitado en su entorno y no lee pierde toda oportunidad de mejorar en ése sentido.

Pero también existe otra trampa en el aprendizaje del idioma además de la limitación de palabras y es su uso incorrecto.

Algunos errores en el uso del lenguaje se han vuelto tan comunes que muchas veces ni los notamos.

Es importante educar a los niños y jóvenes para que usen del modo más adecuado su idioma. Ésto será una excelente carta de presentación en los diferentes círculos sociales y profesionales en los que se han de desenvolver más adelante. Nada más triste que encontrar a un profesionista titulado con fallas de éste tipo al hablar o escribir, uno no puede evitar preguntarse cómo pasó así por la universidad y que clase de maestros tuvo.

 A continuación les dejo una lista de los más comunes:

 

Mala conjugación  del verbo en pasado en segunda persona:

Vinistes en vez de viniste, fuistes en vez de fuiste, comistes en vez de comiste etc.

 

 

Cambiar el ordinal por la fracción:

Este error seguro se deriva de la coincidencia algunos números cuarto, quinto, sexto... pero así como no decimos :

Mi hijo es el tercio de la fila o bienvenidos a la mitad reunión anual de...

Tampoco es correcto decir: mi hijo es el treceavo de la fila o bienvenidos a la doceava reunión de ... 

 Lo correcto es decir mi hijo es el decimo tercero de la fila o bienvenidos a la decimo segunda reunión o también bienvenidos a la duodécima reunión.

Los números a partir del décimo son: decimo primero o undécimo, decimo segundo o duodécimo, decimo tercero, decimo cuarto etc.

 

Falta de concordancia en el género:

¿Alguna vez han escuchado las siguientes frases?

Es el primera pinguino nacido en cautiverio...

o

El primera encuentro nacional de cine...

¿No?

Pues el mismo error lo cometen quienes dicen:

Es la primer foca nacida en cautiverio.

La primer muestra de cine.

La primer clase de la mañana. La primer empleada contratada. La primer sala de conciertos. etc.

 

Error de adjetivo y género:

Un automotor es un vehículo que se mueve a sí mismo por medio de un motor.

El femenino de automotor es automotríz.

Éste adjetivo es correctamente utilizado cuando hablamos de una motocicleta: La motocicleta es automotríz.

En cambio :La motocicleta es un vehiculo automotor. El adjetivo debe tener concordancia de género con respecto al sustantivo que altera.  

Así pues es correcto: Un automovil es un automotor. O Un automovil es un vehiculo automotor.

En cambio es un error muy comun decir: "La industria automotríz está en crisis" porque aunque hay concordancia de género la industria no posee un motor que la mueve sóla. Aquí el error está en el uso del adjetivo lo correcto es decir: "La industria automovilística está en crisis". Y mucho peor es decir:  El taller automótriz está en la esquina. Pues se trataría de un taller que se mueve sólo y no hay concordancia.

 

 

 

Omitir la preposición  que:

Los periodistas han difundido éste error en su afán de ahorrar el tan valioso espacio en los medios escritos.

 

Los huelguistas piden al patrón sus demandas sean atendidas.

La cámara de la industria solicitó se aplazara la huelga.

Los afectados por el huracán piden les den indemnización.

Los testigos aseguran vieron al ladrón huir en auto.

 

Lo correcto es decir:

 Los huelguistas pidieron al patrón que sus demandas fueran atendidas.

La cámara de la industria solicitó que se aplazara la huelga.

Los afectados por el huracán piden que les den indemnización.

Los testigos aseguran que vieron al ladrón huir en auto.

 

 

 

 Cambiar los acentos de las palabras para dar "enfasis":

Cambiar los acentos de las palabras a la primera sílaba es el clasico error de los políticos y de todos aquellos  que practican la oratoria (maestros incluidos) :

Cómpatriotras debemos cónsiderar  la nécesidad de cóncluir los acuerdos estipulados...

Pórfavor cónsideren que la dísciplina es fúndamental para la cónvivencia.

 

Confusión en el uso de los verbos pronominales:

Los verbos pronominales se llaman así  porque se usan necesariamente con un pronombre auxiliar. Estos pronombres son : Me, te , se, nos, os. 

Entre éstos verbos se encuentran los verbos reflexivos que tienen la característica de que se refieren a acciones  que recaen en el mismo sujeto que las realiza. Así se puede dar como ejemplo los siguientes: dormirse, peinarse, bañarse etc.

Sin embargo existe un error muy común que consiste en confundir el uso de éstos verbos con los que les son parecidos: dormir, peinar, bañar etc.

He aquí algunos ejemplos de su uso correcto:

Luisa duerme al bebé. - El bebé se duerme.

Nora peinó a su hermanita - La hermanita de Nora ya se peina sola.

La enfermera baña al enfermo. - El enfermo se baña.

 

 En cambio los siguientes son incorrectos:

El nadador entrena en la alberca. ¿A quién entrena?

Lo correcto es decir: El nadador se entrena en la alberca.

Sólo clasificaron  los tres primeros  nadadores de la competencia.

Lo correcto es decir: Solo se clasificaron los primeros tres nadadores de la competencia.

 

Mi perro se enferma seguido.

Lo correcto es: Mi perro enferma seguido.

La tía de Manuel se murió de un infarto.

Lo correcto es: La tía de Manuel murió de un infarto.

 

Y por último un abuso muy común en el uso de  verbos no pronominales usandolos inadecuadamente con un pronombre.

El dentista a su paciente: "No me vaya a comer nada antes de una hora para que selle la curación".

En vez de "no vaya a comer nada antes de una hora..."

El maestro al alumno: " A ver si me vas sacando un 10 en el examen"

En vez de: " A ver si vas sacando un 10 en el examen"

El alumno al compañero: "No me vayas a copiar mi examen."

En vez de "No vayas a copiar mi examen"

La mamá a su hijo: "Te me pones el sueter o si no te me vas a enfermar"

En vez de : " Te pones el sueter o si no te vas a enfermar"

 

Y la clásica queja de las mamis: "Pedrito me bajó de promedio éste mes..."

En vez de: Pedrito bajó de promedio éste mes.

 

 

Palabras usadas con significado erroneo.

 

Coraje

Coraje en español significa enojo, disgusto, berrinche etc. debido a su parecido con la palabra courage en inglés y con la palabra italiana coraggio (ambas significan valor) se ha puesto de moda utilizarlo como sinónimo de valentía.

Reglas del paseo

REGLAS DL PASEO 

Todo listo para salir en familia: Los chicos ya están vestidos y peinados, ya fueron al baño y  hemos guardado todo lo necesario. Delante tenemos la promesa de un agradable paseo. ¿Falta algo?

Y... ¿Que tal un último repaso a las reglas para salir de paseo?  

Aquí les comparto las que redacté cuando mis hijos eran pequeños.

Las escribí en una hoja y la pegué a un costado de la puerta de salida y se las repasaba a mis hijos siempre que ibamos a pasear. Hay que recordar que si les anticipas a los niños que conducta esperas de ellos en las diferentes situaciones será más dificil que  causen problemas.

Reglas del Paseo.

1.- Ir al baño antes de salir.

2.- Llevar mochila con sueter, agua, gorra, lunch etc.

3.-No alejarse de los demás.

4.-Dar la mano a un adulto en la calle.

5.-Pegarse al coche al bajarse.

6.-Poner las manos en la espalda en los museos.

7.-Al abrir o cerrar puertas ¡Cuidado! Quitar manos y pies.

8.-No corro, no grito, no empujo.

9.-Bajar la voz en lugares cerrados.

10.-No exijo que me compren cosas.

11.-No me aloco o hago tonterias o payasadas.

12.-No piso charcos ni cosas sucias.

13.-No pongo la mano en la pared.

14.-No molesto a los animales ni me acerco a los perros.

15.-Obedezco todas las instrucciones "rápido y bien". 

Aclaraciones:

Como mamá Montessori que soy, siempre busco no hacer por mis hijos nada que ya puedan hacer solos. Por eso al salir cada uno llevaba sus cosas en una mochilita a la espalda. Por ejemplo el agua la llevaba cada quien en una botella propia en vez de llevar una grande para todos. También llevaban un ligero lunch como una manzana o galletitas para que a medio paseo no empezaran a quejarse de hambre o peor aún anduvieran pidiendo golosinas de la calle. También en su mochila cargaban su sueter  y su gorra (a veces  es mejor atravesado entre las correas por fuera por si se chorrea el agua) Así no pareces guardaropa ambulante cargando la ropa de todos.

Pegarse al coche era un juego para controlar la bajada en la calle o estacionamientos. Conforme se bajaban cada uno se pagaba con algo imaginario al coche ("yo con pritt, yo con resistol, yo con diurex") así evitas que los primeros salgan corriendo mientras bajas a los otros especialmente cuando tienes que bajar un bebé y armarle la carreola.

Ojalá que esta pequeña lista les sirva de guia para sus próximas salidas en familia.

Reglas de la Casa

 Reglas de la Casa

Desde que mis niños eran pequeñitos elaboré este "decálogo" muy conciso y lo pegué en una cartulina tamaño media carta a la altura de su vista en la cocina. Lo llamé las "reglas de la casa". La ventaja es que aunque algunos ni siquiera sabían leer el letrero era algo impersonal y tangible. "Estas son las reglas aquí" les decía yo y así no había discusión posible. A los que no sabían leer yo se los "recitaba" cuando era oportuno "mira aquí dice..." desde luego acabaron por memorizarlos. Esta lista me evitó estar continuamente castigando pues en general era suficiente llevarlos delante del letrero y decirles "mira aquí dice..." para que corrigieran su conducta. Claro que eran reincidentes, sobre todo en pelearse y hacer tiradero. ¿Reconocen las primeras tres?

REGLAS DE LA CASA

1.- No corro.

2.-No grito.

3.-No empujo.

4.-No azoto puertas.

5.-No me peleo.

6.-Me lavo las maos antes de comer y después de ir al baño.

7.-La comida se come en la cocina.

8.-Guardo lo que saco.

9.-Alzo lo que tiro.

10.-Limpio lo que ensucio.

Pido permiso para:

Tomar lo que no es mio

Tomar comida de la cocina.

Ver la tele.

Usar el teléfono.

Abrir la puerta.

 

Estas reglas siguen vigentes aunque mis hijos ya son adolescentes. El letrero hace tiempo lo quité porque ya no necesito estarselos mostrando. Cada año renovaba mi letrero y lo revisaba así fué como llegé a mi versión final que es ésta y es bastante clara y escueta. Pero por si les sirve les menciono que la primera versión tenía tres reglas que afortunadamente pude quita con el tiempo: "no pego", "no pateo" y "no muerdo" ¿¿Se imaginan??